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9 de diciembre de 2012

El método FEV: Fijos En Verano

La renuncia de Sergio Scariolo a liderar los banquillos de la selección española en el próximo europeo no ha cogido a nadie por sorpresa. Según unos los motivos personales han pesado sobre otras consideraciones, ya son cuatro los años trabajando más de once meses; para otros la imposibilidad de centrarse, como debería, en su equipo, la trayectoria del Khimki primero y del Milán actualmente pueden atestiguarlo; otros muchos piensan que el hecho de que las estrellas del combinado nacional no vayan a estar el verano que viene ha sido determinante puesto que Scariolo, hábil como pocos en el manejo de su imagen, no quiere manchar el expediente con una mala clasificación y prefiere dejarlo en lo más alto. Probablemente haya sido la suma de los tres motivos y alguno más que quizá desconozcamos. La elección de Orenga, un entrenador de perfil más que bajo, con todos mis respetos, encaja perfectamente con la idea, de la que se habla desde hace años, de autogestión por parte de los jugadores. Por eso no quiero centrarme en Scariolo o su relevo si no en lo que he decidido bautizar como el método FEV, o lo que es lo mismo, cómo algunos jugadores se consideran, con la anuencia de la Federación, Fijos En Verano.




Llevo varios años asombrándome de que algunos jugadores, bien al finalizar cada campeonato internacional, bien durante la temporada, se apunten o se borren del próximo torneo FIBA como si fuera una decisión que dependiera exclusivamente de ellos. Obviamente la opción de renunciar es totalmente suya, pero no así la de participar, o no debiera serlo. Y sin embargo, independientemente del seleccionador, o del entrenador como alguien se encargaba de recalcar el otro día haciendo ver que quien selecciona es Ángel Palmí, estos hablan de lo que harán en verano como si no hubiera ninguna duda de que serán convocados. 


Todos pensamos que determinados jugadores, no hace falta que mencione cuales, entrarán en la convocatoria debido a su calidad y trayectoria, pero de ahí a darlo por hecho por su parte va un mundo. Sin embargo, en sus declaraciones, ni siquiera dan un margen al condicional, que se yo, si el seleccionador tiene a bien convocarme, si estoy el año que viene, por mantener siquiera las formas. 

Todo esto no hace más que acrecentar la sensación de que la selección y la Federación se han convertido en un club privado formado por el Presidente, algún que otro directivo cercano y determinados jugadores, ya vacas sagradas, que para más corroboración una vez terminada su carrera deportiva pasan a engrosar la estructura de la FEB. Entiendo que gran parte del mérito de los éxitos de nuestro baloncesto, además de la calidad de una generación excepcional de jugadores, lo podemos encontrar en eso que llamamos la química, el sentimiento de pertenencia al grupo y el deseo, avivado por la Federación, de reunirse cada verano a jugar juntos al baloncesto. La cuestión es si está relativa endogamia no habrá hipotecado el futuro de la selección incluso a corto plazo. Recordemos la renuncia de algún jugador, como Fran Vázquez, que podría ser vital en breve o las polémicas por los descartes en cada convocatoria que dejaron a algún jugador más que tocado.


Y si me sorprende la seguridad con la que hablan los jugadores o el mismo Sáez más aún me llama la atención la naturalidad con la que lo acatan los medios de comunicación, no solo no cuestionándolo si no participando en sus informaciones o entrevistas con los protagonistas. En ningún otro deporte he visto que un jugador se incluya en una convocatoria de la selección y que los periodistas lo asuman con esa naturalidad. Ni siquiera en fútbol recuerdo tal seguridad en algunas de nuestras estrellas reconocidas mundialmente. Quiero que se me entienda, soy plenamente consciente de que la mayoría de estos jugadores estarán, si ellos quieren, porque son los mejores. 

Bajando a la arena, especialmente sangrante fue la inclusión de Jorge Garbajosa, con la consiguiente baja de Trías, el día antes de comenzar el europeo de 2007. Si bien Garbajosa ha sido un grande de esto, a nadie se le escapaba que no estaba ni mucho menos en las mejores condiciones recién salido de su lesión. Por supuesto, fue una decisión no basada en criterios estrictamente deportivos, totalmente injusta con Trías, en beneficio del núcleo duro de la selección. Esta situación, además de una falta de respeto para el resto de jugadores, genera desmotivación entre los que aspiran a llegar alguna vez, al tener la sensación de que tienen menos posibilidades pase lo que pase durante la temporada pudiendo quedar muchos de ellos, que conforman el presente y el futuro de nuestro baloncesto, tocados ante lo que parece la imposibilidad de formar parte de el método FEV. Quizá todo esto no sea más que una percepción mía, pero hace tiempo que me rondaba en la cabeza y tenía que decirlo. ¿Vosotros que opináis?


Artículo publicado en la web encancha.com



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